martes, 20 de enero de 2015

El conflicto entre la religión y la ciencia


Postrado en su lecho de muerte, el astrónomo de 70 años hacía un esfuerzo supremo por leer. En sus manos tenia un documento que el mismo había escrito y que estaba listo para ser publicado. Lo supiera o no en obra revolucionaria el criterio predominante sobre el universo y además provocaría una acalorada disputa dentro de la cristiandad. Aun hasta nuestros días perduran los efectos de dicha controversia.
EL hombre moribundo era Nicolás Copérnico, un padre católico. Corria el año 1543.
En su obra, titulada sobre las revoluciones de las orbes celestes, afirmaba que el centro del sistema solar era el sol no la tierra. Copérnico realizaba el estudio del sistema geocéntrico que colocaba a la tierra en el centro del universo.
Al principio había pocos indicios del conflicto que surgiría posteriormente, Por un lado Copérnico había sido discreto al presentar sus ideas.Por otro lado la conciencia religiosa había adoptado de que todos los cuerpos celestes tenían como centro, nuestro planeta, parecían ser más tolerantes con la especulación científica religiosa incluso instó a Copérnico a publicar su libro. Cuando por fin lo hizo, un temeroso editor redactó el prefacio en el que presentaba la teoría Heliocéntrica al concepto de que la misma gira en torno al sol como un ideal matemático, no necesariamente como una verdad astronómica.
El siguiente participante del conflicto fue el italiano Galileo. A diferencia de Copérnico, Galileo era intrépido y vehemente al exponer sus ideas. Hizo un ambiente religioso mas hostil, pues para ese tiempo la conciencia religiosa se había declarado en contra de la teoría copernicana. Por eso cuando Galileo sostuvo que el sistema heliocéntrico no solo era correcto, sino que estaba en armonía de las escrituras la iglesia consideró que aquello se acercaba religiosamente a una herejía. Aunque Galileo fue a Roma para defenderse, no tuvo éxito.
En 1916 la conciencia religiosa le ordenó que dejara de quemar la teoría Copernicana, y lo silenció por algún tiempo, incluso fue condenado a cadena perpetua. Estos sucesos demuestran ese conflicto entre la ciencia y la conciencia religiosa y que ha permeado al mundo entero.

Muchas preguntas están en el ambiente a las que no siempre se dan la respuestas correctas ¿Son ciencia y religión incompatibles y opuestas? ¿Ha perseguido la Iglesia a los científicos? ¿Murió Galileo en la hoguera condenado por la Inquisición? ¿Han condenado los papas la teoría de la evolución? ¿Son la mayoría de los científicos materialistas y ateos? El tema necesita de una reflexión seria y serena que examine la relación entre ciencia y religión como formas de conocimiento y fenómenos sociales, y cómo ha sido esta relación a lo largo de la historia, en especial, en relación con el cristianismo.Nadie puede hoy dudar que la ciencia y la religión son, sin lugar a dudas, las dos grandes visiones sobre el mundo. Aunque hay otras visiones, como la artística, estas dos tienen una extensión y fuerza que las sitúan como las dos más importantes maneras de mirar al mundo. En general, podemos decir que la ciencia trata de comprender la naturaleza del mundo material que nos rodea, cómo ha llegado a ser, cómo lo conocemos y qué leyes lo rigen. La religión, por otro lado, trata de lo que transciende el mundo material y pone al hombre en contacto con lo que está más allá, lo numinoso, lo misterioso, en una palabra con el misterio de Dios y su relación con el hombre y el universo.

jueves, 15 de enero de 2015

La creación de La Tierra según los aztecas


Los aztecas tenían varios mitos de la creación, resultado de la integración de distintas culturas. En uno de ellos, Tezcatlipoca y Quetzalcóatl se dan cuenta de que los dioses se sienten vacíos y necesitan compañía. Por ello necesitan crear la tierra. Existía solo un inmenso mar, donde vivía el monstruo de la tierra. Para atraerlo, Tezcatlipoca ofrece su pie como carnada y el monstruo sale y se lo come. Antes de que se pueda sumergir, los dos dioses lo toman, lo estiran para dar a la tierra su forma. Sus ojos se convierten en lagunas, sus lágrimas en ríos, sus orificios en cuevas. Después de eso, le dan el don de la vegetación para confortar su dolor. Y posteriormente se da a la tarea de crear a los primeros hombres.
Según otro mito el creador de todo fue el dios Ometecuhlti que, junto a su esposa Omecihuatl, creó toda la vida sobre la tierra. Esa pareja cósmica, dio a luz a los cuatro dioses que más tarde crearían cada uno de los soles y estos a su vez a mas de 1600 divinidades. Según la mitología azteca antes de nuestro sol, que es el quinto, existieron otros cuatro. Para los aztecas vivimos, por tanto, en la quinta creación, o en la quinta era. La leyenda mexica señalaba que cada uno de esos dioses luchaba por la supremacía en el mundo, empleando cada uno su propia fuerza: tierra, fuego, viento o agua. Mientras esas fuerzas se mantuvieran en equilibrio, el mundo estaba en orden y podía existir la era de un sol; sin embargo, si se producía un desequilibrio cósmico, ese sol ,con los humanos desaparecería.El primero de esos cinco soles fue el creado por el dios Tezcatlipoca, que era el dios de la Tierra. Pero, su creación fue algo imperfecta, ya que los seres humanos aparecieron con forma de gigantes y en vez de un sol completo, se formó medio sol. Aquellos gigantes, se vieron obligados a sobrevivir solamente con bellotas y piñones. A consecuencia de esta alimentación, los humanos crecieron poco y débiles. En un momento determinado de esa era, los jaguares devoraron al medio sol existente y, ayudados por la oscuridad, fueron destruyendo y asesinando a los seres humanos gigantes.
El segundo de esos soles fue creado por el dios Quetzalcoatl, dios del Viento. Bajo este sol, los humanos se alimentaron con semillas de árboles, que todavía eran insuficientes para fortalecer a los hombres, que debían sobrevivir a los fuertes vientos. Los tremendos huracanes en ocasiones arrojaban a los seres humanos lejos. A pesar de ello, algunos humanos lograron sobrevivir al ser capaces de transformarse en monos.
Tlaloc, que era el dios de la Lluvia en la mitología azteca, creó el tercer sol. Durante la era del tercer sol, los seres humanos hambrientos vivían de cereales. En este mundo, fueron los tremendos volcanes los que provocaron las desgracias. Sin embargo algunos hombres sobre vivieron al convertirse en pájaros.
Chalchiuhtlique, la diosa del Agua azteca, fue la encargada de la creación del cuarto sol. Los seres humanos de esta creación también intento sobrevivir de semillas, pero éstas no eran comida suficiente para ellos, que tenían que enfrentarse a enormes inundaciones. Algunos seres humanos lograron sobrevivir a esta catástrofe convirtiéndose en peces.
Todas las creaciones anteriores habían sido destruidas por una catástrofe, y con ella habían desaparecido los soles, las tierras y los seres humanos de cada una de esas eras. Finalmente, conocido como «La leyenda del quinto sol», en el principio, todo era negro, sin vida, muerto. Los dioses se reunieron en Teotihuacan planteándose la cuestión de quién tendría la carga de crear al mundo, para lo cual uno de ellos se tendría que arrojar a una hoguera. Dos de ellos fueron seleccionados como víctimas para tal fin.
Sin embargo el más fuerte y vigoroso, al momento de lanzarse a la hoguera, retrocede ante el fuego; por lo que el segundo, un pequeño dios, humilde y pobre (usado como metáfora del pueblo azteca sobre sus orígenes), se lanza sin vacilar al fuego, convirtiéndose en el Sol. Al ver esto, el primer dios, sintiendo coraje,decide arrojarse a la hoguera, convirtiéndose en la Luna.
Incluso así, los dos astros siguen siendo inertes en el cielo y es indispensable alimentarlos para que se muevan. Entonces otros dioses deciden sacrificarse y dar el agua preciosa que es necesaria para crear la sangre. Por lo tanto, se obliga a los hombres a recrear eternamente el sacrificio divino original.
El tallado de esta piedra representa los cuatro ciclos de creación y destrucción en la historia azteca. La carabela en el centro representa el dios Tonatiuh.